La Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) acaba de declarar que un tipo de gusanos, los Tenebrio monitor larva, también conocidos como los gusanos amarillos de la harina, son aptos para la alimentación humana. Estos insectos tienen la particularidad de que son capaces de biodegradar varios tipos de plástico, tal y como arrojó una investigación del Instituto para el Medio Ambiente de Stanford Woods.
El panel de expertos en Nutrición, Nuevos Alimentos y Alérgenos de la EFSA ha concluido que este Nuevo Alimento, el gusano amarillo de la harina, es seguro bajo los niveles de uso propuestos. Aunque también advierte que es probable que se produzcan reacciones alérgicas, por lo que recomienda que se realicen investigaciones sobre la alergenicidad al gusano de la harina amarillo, incluida la reactividad con otros alérgenos. En concreto, los expertos mencionan reacciones en sujetos con alergia a crustáceos y ácaros del polvo (reactividad cruzada). Además, señalan que los alérgenos del pienso, como el gluten, por ejemplo, pueden terminar en este Nuevo Alimento.
Asimismo, el grupo de expertos de la EFSA añade que no pudo llegar a una conclusión sobre la seguridad de este Nuevo Alimento en lo que respecta a las condiciones de uso sin los datos declarados como propiedad del solicitante (análisis de contaminantes, descripción detallada del proceso de secado, datos analíticos sobre los niveles de quitina y datos sobre el estado oxidativo y microbiológico del Nuevo Alimento durante el almacenamiento).
“Siempre que se siga la legislación de la UE aplicable sobre piensos, la composición del Nuevo Alimento no plantea preocupaciones de seguridad”
EFSA
En concreto, el Nuevo Alimento objeto de la solicitud para pasar los estándares del Reglamento (UE) 2015/2283 son los gusanos de la harina amarillos secados térmicamente (Tenebrio larvas de monitor) enteras o en forma de polvo. El grupo de expertos considera que su proceso de producción está suficientemente descrito y “no plantea problemas de seguridad”. Estos insectos se componen principalmente de proteínas, grasas, quitina y materia inorgánica. Los niveles de contaminantes en estos gusanos dependen de los niveles de presencia de estas sustancias en el alimento para insectos. “Siempre que se siga la legislación de la UE aplicable sobre piensos, la composición del Nuevo Alimento no plantea preocupaciones de seguridad”, concluyen los expertos europeos.
El solicitante de la inclusión de estos gusanos como alimento humano en la UE tiene la intención de comercializar este Nuevo Alimento como ingrediente en varios productos alimenticios, con la población general como objetivo.
El panel de expertos observa que el Nuevo Alimento tiene un alto contenido de proteínas, aunque sus verdaderos niveles de proteína se sobreestiman debido a la presencia de nitrógeno no proteico de la quitina cuando se utiliza la conversión factor de 6.25. Los aminoácidos limitantes fueron los que contienen azufre.
Primera evaluación de una propuesta de producto alimentario derivado de insectos
La presente serie de dictámenes científicos de la EFSA sobre nuevas aplicaciones alimentarias incluye la primera evaluación realizada de una propuesta de producto alimentario derivado de insectos. Estas evaluaciones de seguridad constituyen un paso necesario en la regulación de los nuevos alimentos, ya que sirven de asesoramiento científico a los responsables de la toma de decisiones, a escala nacional y de la UE, que autorizan estos productos para el mercado europeo.
Desde la entrada en vigor del Reglamento sobre nuevos alimentos el 1 de enero de 2018, la EFSA ha recibido numerosas solicitudes, que abarcan una amplia variedad de fuentes de alimentos nuevas y tradicionales. Entre ellas cabe mencionar los productos a base de hierbas derivados de plantas, los alimentos a base de algas y las frutas no autóctonas, además de una serie de insectos aptos para el consumo humano.
Avalancha de solicitudes, carga de trabajo importante y plazos ajustados
Ermolaos Ververis, químico y científico alimentario de la EFSA y coordinador del primer dictamen aprobado sobre los insectos como nuevo alimento, ha afirmado lo siguiente: “Los insectos son organismos complejos, por lo que caracterizar la composición de los alimentos derivados de ellos represente un desafío. Es fundamental comprender su microbiología, teniendo en cuenta también que se consume todo el insecto”.
Hay diversos alimentos derivados de insectos de los que suele afirmarse que son una fuente de proteínas para la dieta. “Las fórmulas a partir de insectos pueden ser ricas en proteínas, aunque los niveles reales de éstas pueden sobrestimarse cuando está presente una sustancia llamada quitina, un componente importante del exoesqueleto de los insectos. Desde una perspectiva crítica, muchas alergias alimentarias están vinculadas a las proteínas, por lo que evaluamos si el consumo de insectos podría desencadenar alguna reacción alérgica. Éstas pueden producirse por la sensibilidad de una persona a las proteínas de los insectos, la reactividad cruzada con otros alérgenos o los alérgenos residuales de la alimentación de los insectos, como el gluten. Es un trabajo difícil, porque la calidad y disponibilidad de los datos varía, y hay una gran diversidad entre las especies de insectos. Existen otras razones no científicas por las que el trabajo con alimentos nuevos plantea dificultades. La avalancha de solicitudes supone una carga de trabajo importante, y los plazos para las evaluaciones son a veces ajustados, sobre todo si las solicitudes no incluyen datos científicos esenciales”, ha afirmado Helle Knutsen, bióloga molecular y toxicóloga, miembro del panel de expertos en nutrición de la EFSA y presidenta del grupo de trabajo sobre Nuevos Alimentos de la EFSA.
El ‘factor del asco’
La novedad del uso de insectos en la alimentación humana ha despertado un gran interés en el público y los medios de comunicación, por lo que las evaluaciones científicas de la EFSA son esenciales para los responsables de la formulación de políticas que decidirán si autorizan o no estos productos antes de que puedan comercializarse en la UE.
Giovanni Sogari, investigador de la Universidad de Parma en los ámbitos social y de consumo, ha declarado: “Existen razones cognitivas derivadas de nuestras experiencias sociales y culturales (el llamado ‘factor del asco’), que hacen que la idea de comer insectos sea repulsiva para muchos europeos. Con el tiempo y la generalización de tales alimentos, estas actitudes pueden cambiar”.
Oportunidades económicas que podrían afectar a los sectores existentes
Por su parte, Mario Mazzocchi, estadístico económico y profesor de la Universidad de Bolonia, ha dicho: “Existen claros beneficios ambientales y económicos en la sustitución de las fuentes tradicionales de proteínas animales por otras que requieren menos alimento, generan menos residuos y producen menos emisiones de gases de efecto invernadero. Unos costes y precios más bajos podrían mejorar la seguridad alimentaria, y la nueva demanda también abrirá oportunidades económicas, aunque estas también podrían afectar a los sectores existentes”.
Los científicos de la EFSA seguirán evaluando las numerosas aplicaciones de los nuevos alimentos en su «lista de tareas pendientes», y los responsables de la toma de decisiones en Bruselas y las capitales nacionales determinarán si deben autorizarse para el consumo en Europa. En última instancia, los consumidores pueden elegir lo que comen con la tranquilidad de saber que su seguridad se ha comprobado exhaustivamente.
El secreto de la capacidad de biodegradar el poliestireno del gusano de la harina, unas bacterias en su sistema digestivo
Lo que no incluye el informe de la EFSA, pero sí otros estudios, como una investigación del Instituto para el Medio Ambiente de Stanford Woods, es que la larva de escarabajo conocido como gusano de la harina (Tenebrio molitor), puede alimentarse de poliestireno expandido, un plástico que no es biodegradable. Según los investigadores, estos insectos pueden convertir la mitad del poliestireno que consumen en dióxido de carbono y la otra mitad en excremento como fragmentos descompuestos. El secreto de estas larvas son unas bacterias que tienen en su sistema digestivo, que les proporciona la capacidad de descomponer el plástico.
Posteriores investigaciones de la misma universidad de Stanford revelan que estos gusanos de la harina no solo son capaces de comer distintos tipos de plástico, sino que además pueden consumir aditivos plásticos tóxicos del poliestireno sin efectos. Estas larvas se han venido usando como alimento para aves, peces y reptiles.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en un informe de 2013, titulado ‘Edible insects’ (Insectos comestibles), se preguntó “¿Por qué comer insectos?” A lo que respondió: Sobre todo, la entomofagia puede ser promovida por tres razones: Salud, medioambiental y factores económicos y sociales. En este último punto, el estudio indica literalmente: “La cría de insectos es una opción de inversión de baja tecnología y bajo capital que ofrece acceso incluso a los sectores más pobres de la sociedad, como las mujeres y los sin tierra. La ganadería a pequeño nivel ofrece oportunidades de sustento para la población urbana y rural. La cría de insectos puede ser de baja tecnología o muy sofisticada, según el nivel de inversión”. Dicho informe (en inglés) se puede descargar a continuación: