Cada 25 de noviembre se conmemora el día contra la violencia machista, para recordar que en todo el mundo las mujeres y las niñas sufren violencia simplemente por el hecho de serlo. Es realmente perverso y cínico que se sumen a esa conmemoración quienes forman parte del propio sistema patriarcal, que oprime e infringe daño y violencia a las mujeres.

Estamos hartas de que no se respeten nuestros derechos, de tener que vivir con miedo, en la calle, en el trabajo, en nuestra propia casa. Hartas de que gran parte de la sociedad acepte la violencia machista con la resignación de pensar que son casos aislados, asuntos privados y que no hay solución. Cada pocos días nos estremecemos con la noticia de una nueva asesinada, y siempre hay quien busca excusas para culparlas. Estamos hartas de quienes se creen con derecho a asesinarnos, violarnos, golpearnos, maltratarnos psicológicamente, despreciarnos, tratarnos como simples objetos o como sirvientas.

Pero queremos ser libres, no valientes, y por ello nos unimos para ser más fuertes y conseguir juntas que esta situación revierta. Continuamos el legado de tantas compañeras que a lo largo de la historia han luchado contra la opresión patriarcal. Aunque los avances son lentos, lucharemos para no retroceder, arrancaremos con uñas y dientes los derechos que el patriarcado nos niega. Seguiremos defendiendo la libertad personal, el reconocimiento de nuestras capacidades, la libre disposición de nuestros cuerpos y, sobre todo, el derecho a la vida.Sabemos que esta lucha no será fácil, pero igual que los eslabones de una cadena que unidos entre sí consiguen una fuerza poderosa, así, cada una de nosotras somos esos eslabones. La resistencia, la valentía, la dignidad, la solidaridad y el apoyo mutuo son los materiales de los que están forjados esos eslabones, juntas formamos esa cadena que recorre el mundo y que cada día se hace más fuerte.

Ha habido avances legales pero no son suficientes, es evidente que algo falla cuando cada semana hay mujeres asesinadas, la punta del macabro iceberg de las distintas violencias que sufrimos. Es una cuestión de Estado y son necesarias medidas urgentes en todos los ámbitos de la sociedad, con medios económicos y humanos suficientes para eliminar de raíz la violencia y la discriminación, dar protección real e inmediata a quien la necesite, y hacerque las relaciones entre hombres y mujeres dejen de construirse sobre bases patriarcales que perpetúan la desigualdad y la discriminación.Son imprescindibles recursos humanos y materiales en todo el territorio, es inadmisible que quienes viven en el ámbito rural tengan menos o ningún acceso a recursos contra la violencia machista.

Hoy recordamos todas las violencias de las que somos víctimas las mujeres cada día y que en las circunstancias actuales que vivimos se agravan más. Esta pandemia está dejando desprotegidas a muchas mujeres que ya lo estaban, el encierro con sus maltratadores las pone en situación de vulnerabilidad e incertidumbre, su vida será más difícil, sólo hay que ver las cifras: durante las primeras seis semanas de la cuarentena, se han realizado 4.000 detenciones por violencia machista. Pero no queremos centrarnos en las cifras porque, al final, para el patriarcado somos eso,cifras, sin caras, sin nombres.

¡Ni una menos! ¡Nos queremos vivas, libres y sin miedo! ¡Viva la lucha de las mujeres!

Manifiesto Segovia Feminista, 25 de noviembre de 2020