“Desde hace tiempo en Europa mandan más las multinacionales que los gobiernos”, afirma José Manuel de las Heras, coordinador estatal de la organización agraria Unión de Uniones. Él sabe de lo que habla, pues ha sido miembro del Comité Económico y Social Europeo (CESE), un órgano consultivo de la UE que, con sede en Bruselas, constituye lo que se denomina “la sociedad civil organizada”. En la presente entrevista, casi al finalizar un año muy duro, de las Heras aborda asuntos como la PAC, la Ley de Cadena Alimentaria, la relación entre el campo y la ciudad, la alimentación, la situación de las mujeres o la democracia en el campo.

Antes de que irrumpiera la COVID-19, el campo español protagonizaba protestas. ¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia sobre el campo? “El impacto ha sido negativo. A principios de enero a marzo hubo movilizaciones en el campo, y más que había programadas, que por respeto se anularon. Ya entonces planteábamos los problemas de los costes de producción o los desequilibrios en la cadena alimentaria, que hacían que la gente estuviera a punto de reventar, como está pasando ahora con la leche y otros”.

La Unión ha denunciado ante la CE la trasposición de la Directiva europea sobre la Ley de Cadena Alimentaria

Recientemente, se ha reformado la Ley de la Cadena Alimentaria. ¿Cómo valora la Unión dicha reforma? “La Ley de Cadena Alimentaria mejora algo lo que había, pero no va a solucionar muchos problemas. No sabemos qué resultado dará, pero intuimos que no va a ser el deseado”. De las Heras se refiere a esta ley como una decepción en su balance anual, titulado ’2021: Una tormenta, dos crisis, tres decepciones y los lobos en el corral’. Así explica por qué: “No ha entrado en el texto ni la definición de posición de dominio en el mercado, para poder sancionar los abusos, ni tampoco la prohibición de vender por debajo del precio de adquisición. Al margen de ello, la Ley, a juicio de Unión de Uniones, ha traspuesto mal la Directiva Europea. Consecuencia: nuestra organización ha presentado una denuncia a la Comisión Europea para que se pronuncie sobre ello”.

Otra de las decepciones a las que se refiere de las Heras es el enfoque del Plan Estratégico de la Política Agraria Común (PAC) en cuanto a los agricultores y ganaderos profesionales. “Estamos mejor en la UE que fuera, pero hay que hacer políticas de otra manera. La nueva PAC va a ser mucho más verde, más respetuosa con el medio ambiente, pero la criticamos porque no se aplica esta misma política a productos de fuera de la UE. Desde los años 90 se han firmado muchos acuerdos de librecomercio que obedecen a la presión de las multinacionales. Es un gran lobby en perjuicio de la agricultura europea. Se ha utilizado el comercio con países terceros usando la agricultura como moneda de cambio para otros sectores de la industria europea. El juego tiene las cartas marcadas y no respeta los principios de precaución ni reciprocidad”.

“Las políticas no van encaminadas sino a aquellas empresas que aplicando la economía de escala pueden producir más barato”

 

En cuanto al Plan Estratégico Nacional, el coordinador de la Unión concluye: “Sigue sin gustarnos. Hemos participado, pero no entran los profesionales del campo. Las políticas no van encaminadas sino a aquellas empresas que aplicando la economía de escala pueden producir más barato”. Y advierte: “Confío en que haya normas que se cambien urgentemente o va a haber una revolución social en el campo”. De las Heras lo explica: “Hoy el sector está muy envejecido y si no se hacen políticas lógicas, es difícil que se haga atractivo para que la gente se pueda incorporar. ¿Hacia adónde vamos? ¿Hacia grandes tecnificaciones y que lo hagan todo dos personas?¿Qué hacemos para repoblar el campo? Por este camino nos va a ir mal…”.

“Además, -añade José Manuel de las Heras- no se están haciendo políticas de verdad para regenerar también el medio ambiente”. En este sentido, ha abogado por una transformación lenta y segura y ha manifestado su preocupación por unas políticas medioambientales agresivas que aumentan los costes de producción. “Estamos a las puertas de un cambio que debería ser dosificado de otra manera. Todo lo que se ha hecho mal no se puede cambiar de golpe y porrazo. No se puede matar de hambre y miseria a quienes tienen que hacer el cambio, que son las personas”, asevera.

“Tenemos que hablar más ciudad y campo. Tenemos necesidades recíprocas. Tiene que haber posibilidad de encuentro. Nos tenemos que educar”

 

En este punto, el coordinador de la Unión defiende que el campo no influye sobre el medio ambiente más que la industria o el asfalto. Y se muestra contrario a “deshumanizar las ciudades por exceso y los pueblos por defecto”: “Tenemos que hablar más ciudad y campo. Tenemos necesidades recíprocas. Tiene que haber posibilidad de encuentro. Nos tenemos que educar. Hay que hacer unas tareas más respetuosas con el medio, pero la gente de la ciudad debe saber que la leche sale de la vaca”.

Preguntado por la carne de laboratorio que proponen magnates como Bill Gates (Microsoft) o Jeff Bezos (Amazon), el coordinador estatal de la Unión de Uniones responde: “No entiendo la alimentación de carne sintética. Alguien se tiene que dar cuenta, pero querer hacer hamburguesas 3D o alimentarse con pastillas… La dieta mediterránea siempre ha funcionado. Nosotros apostamos por la agricultura y la ganadería ecológicas”.

“La tierra no es para especular, o usar alimentos en ventas a futuros a su antojo”

 

¿Y qué opina sobre la reciente política sobre transgénicos de la UE? “Desde hace tiempo en Europa mandan más las multinacionales que los gobiernos. El tema transgénico está avanzando. No soy técnico, pero me preocupa que la capacidad para producir semillas cada vez está en menos manos. Eso es preocupante. El gas sube, el petróleo… Si alguien quisiera hacer una guerra con semillas, esa sería una guerra a mayores. Los transgénicos pueden contribuir a eso. Todo se está haciendo híbrido. Me preocupa mucho. Lo importante para una agricultura son las rotaciones de cultivos y no tanta transferencia. No sé si vamos a tener capacidad de parar a las pocas multinacionales que controlan eso. Debería haber normas internacionales que lo prohibieran. La tierra no es para especular, o usar alimentos en ventas a futuros a su antojo. Según las estadísticas, la población va a aumentar. Es verdad que el planeta no aguanta tanto maltrato. La tierra no la pueden controlar cuatro magnates. Entre algunos de los mayores acaparadores de tierras agrícolas están personajes como Bill Gates, que controlan países enteros. Esto hay que revisarlo. Es vergonzoso que en países con hambre cultiven plantas ornamentales o que el trato a la mano de obra sea esclavista. Pero no hay una organización internacional que ponga normas. Somos rehenes de estos señores que hacen viajes de miles de millones de dólares para subir al espacio. Solo nos queda decir ‘mira éstos, qué ricos son y qué tonterías hacen’. Hay demasiado poder en malas manos y para utilizarlo muy mal. La ciencia, bienvenida sea si es bien utilizada. Si todos estos avances sirven para producir alimentos con economías de escala, no mirando a las personas, sin gente en el territorio, mal vamos. Tiene que servir para que la gente viva mejor de forma lógica, no para que se aumente el esclavismo. Lo verán sus herederos, y mientras tanto se hace mucho daño”.

“Hay que seguir trabajando para que no haya que decir que hay diferencias entre hombres y mujeres”

 

Sobre la situación de las mujeres en el campo, de las Heras reconoce que “hay una brecha muy importante. Hay que seguir trabajando para que no haya que decir que hay diferencias entre hombres y mujeres. Son movimientos positivos, porque la mujer ha sido la que peor lo ha llevado a nivel mundial. Se las niega derechos por sistema. Queda mucho para tener los mismos derechos. Por eso, con nuestra organización de mujeres, La Unión de Mujeres Agricultoras y Ganaderas, estamos codo con codo para una total igualdad”.

La tercera decepción a la que se refiere de las Heras en su balance anual es que “el campo sigue sin poder elegir a sus representantes”. José Manuel de las Heras se alegra de la reciente victoria del campesinado indio, pero reconoce que “el campo deja mucho que desear a la hora de defender sus intereses. Nunca hay demasiadas organizaciones agrarias”.

Desde la independencia y el orgullo que le da afirmar que “la Unión de Uniones no está vendida a nadie”, arremete contra el bipartidismo en el campo: “Cada partido tiene su organización agraria a la que alimenta para que cuando está gobernando luego se calle. Eso es muy negativo. A la Unión nos hace sufrir, pero es un modelo sano y para nosotros, el único posible. Es muy triste que haya organizaciones agrarias que sean correa de transmisión de un partido. En definitiva: ¿Falta de democracia en el campo? Toda. ¿Hay desunión en el campo? Sí. Hay estómagos agradecidos, pero eso no es democracia. No ponen urnas donde las tienen que poner”.