“Mi madre me enseñó a volar desde su jaula”, desvela la artista plástica Amalfy Fuenmayor Noriega. Por eso su arte está tejido con jaulas y plumas, con mariposas y redes, con tuercas y punto de cruz, con samurais y niñas silenciadas en japonés, con dolor y gozo, con violencia de género y superación, con hilos y alas.
Hilos que, como las raíces, se anudan al dolor ancestral de la madre tierra. Hilos que sangran, que suturan y que, por fin, sanan. Y alas que florecen a pesar de todo. En esta exposición Vuelta de tuerca, en la Biblioteca del Campus María Zambrano de la UVa en Segovia, la artista los entrelaza, con la minuciosidad de quien conoce los misterios de la Ceremonia del Té, con todo tipo de objetos reciclados, como tornillos y cables, por influencia del diógenes paterno; y con noticias de prensa, herencia matrilineal, sobre los temas abordados.
Así, nos podemos encontrar papel de periódico que se funde y se confunde con papel higiénico en un estrecho mar de inhumanidad, como en la pieza Bosa, bosa, sobre la inmigración. “Mi madre vivía mucho de la prensa. Todo lo que le caía tenía para ella un significado mágico. Coleccionaba artículos. Un artículo es importante, porque no solamente te dice algo, también te imprime algo. Y si te imprime algo y tiene que ver con tu vida, tienes que buscar un hilo conductor. Mis hilos conductores son la inmigración, el abuso infantil, la violencia de género…”, desentraña la autora.
La actualidad más inmediata, como la pandemia que todo lo ha inundado últimamente, también tiene cabida en esta muestra, en este caso a través de las Presuntas contagiadas, serie conformada por un conjunto de mascarillas intervenidas, realizadas durante el confinamiento, nacidas fruto de la experiencia de Amalfy en una residencia de ancianos en el punto más álgido de la pandemia y como madre de un chico con autismo.
A orillas del Día de las Escritoras, en esta exposición que brota en una biblioteca universitaria como ésta del campus María Zambrano de la UVa, Amalfy Fuenmayor Noriega realiza su homenaje personal a las autoras, tan largamente silenciadas a lo largo de la historia, con sus libros Descatalogados, intervenidos ya sea en su contenido, estableciendo un diálogo con el texto del autor, aprovechando las imágenes ya impresas o solo interviniendo en sus tapas. Convirtiéndolos así en auténticos libros de artista.
En este espacio que representa Vuelta de tuerca, a caballo entre un taller de juegos infantiles y una casita de muñecas, rotas y reparadas, la niña grande Amalfy nos hace mirarnos en el espejo de las Mariposas Cazadas, que nos habla de los alfileres patriarcales que nos mantienen sujetas. Obra dedicada “a las que han sido atrapadas durante su vuelo. (…) A las que no podrán correr, escribir, pintar, abrazar ni volar porque el enemigo les ha destrozado las alas con los dardos del patriarcado… A ellas y a todas nosotras…”.
“Vivir en culturas imbricadas significa sacar lo mejor de cada una»
“Pies, para qué los quiero, si tengo alas para volar”, reza una de las frases más célebres de Frida Kahlo. La artista mexicana también está presente en esta exposición, con Los misterios de Frida, cuatro obras montadas en tambores de bordado que versan sobre los múltiples temas de la artista: su columna (36 veces operada) los múltiples abortos, sus «Dieguitos», su juego Vida-muerte… “Para mí Frida Kahlo es una santa. Tiene misterios gozosos y misterios dolorosos. Y ha sido capaz de darle una vuelta de tuerca a ese dolor”, explica la artista.
Es innegable la influencia japonesa de esta artista venezolana, que tras estudiar arte puro y licenciarse en Educación viajó a Japón para proseguir estudios de Maestría en la Universidad de Educación de Fukuoka. Esa influencia se puede apreciar en El alma de la kokeshi, ensamblaje realizado en un quimono japonés que nos evoca a la kokeshi, que literalmente significa “niña borrada”.
“Vivir en culturas imbricadas significa sacar lo mejor de cada una. La espontaneidad de la parte latina y la sencillez, el zen, la simplicidad, la belleza de lo simple, la belleza de las cosas pequeñas de la cultura japonesa. Vivir en el zen es el milagro de lo simple que me acompaña”, afirma Amalfy. Y a continuación menciona la elocuencia de los silencios: “Los silencios son muy elocuentes. Nosotros, como latinos, les tenemos miedo a los silencios. Por eso siempre los estamos llenando. Pero para el japonés, para el asiático, el silencio tiene tanto valor como, o tal vez más valor, que lo dicho. Lo no dicho es muy importante. Aprender a hablar en el silencio. Lo mismo en la pintura. El espacio vacío es tan importante como la línea. El espacio vacío te cuenta tanto como la línea, como el color, el trazo, el Sumi-e, el poder del nigrum, del pincel, de la mancha”.
«Mi obra habla de mi propia catarsis como persona. De cómo he logrado salir de una forma resiliente, pero también inteligente, creativa»
El arte de Amalfy Fuenmayor Noriega es didáctico y terapéutico. Por su larga trayectoria académica y su profunda experiencia vital. A la pregunta de qué le gustaría transmitir a las generaciones jóvenes, sometidas a tantas violencias, esta navegante de la corriente del arte-género, de nuevo, tirando del hilo de su arte, enseña y sana:
“Resiliencia. Es verdad que cometemos errores, pero también aprendemos de ellos. Que error no significa haberlo hecho mal, error significa nueva oportunidad. Una manera más creativa de salir de una determinada situación. Mi obra habla de mi propia catarsis como persona. De cómo he logrado salir de una forma resiliente, pero también inteligente, creativa. Cómo elaboras el dolor, la tristeza, la decepción y luego qué sacas de eso. Porque el dolor es normal, pero el sufrimiento es opcional. No tienes por qué sufrirlo, tienes que elaborarlo y emerger más fuerte y sabia de lo que pretendió destruirte.
A las generaciones jóvenes les diría: Primero, no preocuparse, porque preocuparse significa antes de ocuparse. Que se ocupen. Y luego, que siempre se pongan un límite. Todo el mundo tiene que tener un límite.Yo veo que ahora en esta posmodernidad los límites están muy laxos. Yo no creo en los límites geográficos, pero sí creo en el Ma, el Ma en japonés es un concepto que es la distancia que hay entre una persona y otra. Es un concepto social. Tú formas parte de la sociedad. Pero dentro de ese formar parte de la sociedad, tú eres un individuo y tienes una estructura. Y lo que no puedes permitir es que vengan a avasallar tu estructura. Tú imponte tus propios límites y respétalos. Hasta aquí hemos llegado. Cuando tú cambias, todo cambia”.
Exposición: Vuelta de Tuerca
Artista: Amalfy Fuenmayor Noriega
Lugar: Biblioteca del Campus María Zambrano de la UVa en Segovia
Fecha: Del 26 de octubre al 30 de noviembre de 2021