La Cámara de Representantes del Congreso de EEUU, bajo control demócrata, ha aprobado un proyecto de ley que supondría despenalizar la marihuana a nivel federal. Proyecto de ley que tendrá aún que pasar por un Senado controlado por los republicanos, defensores de la ilegalización. La medida fue propuesta un día después de que la ONU retirara la sustancia de la lista en la que figuraba junto a la heroína.

El pasado 3 de diciembre de 2020, durante una revisión de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre los beneficios médicos y terapéuticos que los derivados de esta planta tienen para el bienestar, 27 países de la Comisión de Estupefacientes de la ONU votaron a favor de retirar la marihuana de la lista en la que figuraba junto a la heroína, aunque su uso con fines no médicos sigue siendo ilegal, en una decisión que contó con 25 votos en contra y una abstención.

Al revisar una serie de recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre la marihuana y sus derivados, la Comisión de Estupefacientes de la ONU eliminó el cannabis de la Lista IV de la Convención Única de Estupefacientes de 1961, donde figuraba junto a opioides adictivos y letales como la heroína.


Con 27 votos a favor, 25 en contra y una abstención, la citada Comisión ha abierto la puerta al reconocimiento del potencial medicinal y terapéutico de la sustancia, aunque su uso con fines no médicos y no científicos seguirá siendo ilegal. Según distintas informaciones, la decisión podría impulsar investigaciones científicas adicionales sobre las propiedades medicinales de la planta.


Larga espera


En enero de 2019, la Organización Mundial de la Salud dio a conocer seis recomendaciones relacionadas con el cannabis y su retirada de los tratados de control de drogas de la ONU.


La Comisión de Estupefacientes votó esas propuestas originalmente durante su sesión de marzo de ese mismo año, donde muchos países solicitaron más tiempo para estudiar su respaldo a la retirada del cannabis como narcótico y definir mejor sus posiciones, según distintas noticias de prensa.


Entre sus recomendaciones, la Organización Mundial de la Salud indicó que el cannabidiol (CBD) con un 2% o menos de tetrahidrocannabinol (THC, sustancia adictiva) no debería estar sujeto a controles internacionales.


Los Estados miembros rechazaron esa recomendación por una variedad de razones, entre ellas porque algunos Estados miembros argumentaron que el CDB no está actualmente bajo control internacional y, por lo tanto, no había necesidad de tomar medidas. El CBD ha asumido un papel destacado en las terapias de bienestar en los últimos años y ha provocado una industria de miles de millones de dólares.


Actualmente, más de 50 países han adoptado programas de cannabis medicinal, mientras que Canadá, Uruguay y 15 estados de Estados Unidos han legalizado su uso recreativo. México y Luxemburgo también están estudiando esta posibilidad.


Distintas posiciones


Después de la votación, algunos países quisieron explicar su voto. Así, Ecuador apoyó todas las recomendaciones de la OMS e instó a que la producción, venta y uso de cannabis tenga “un marco regulatorio que garantice las buenas prácticas, la calidad, la innovación y el desarrollo de la investigación”.


Mientras tanto, Estados Unidos, que votó por eliminar el cannabis de la Lista IV de la Convención Única, se inclinó por mantenerlo en la Lista I, argumentando que es «coherente con la ciencia que demuestra que, si bien se ha desarrollado un tratamiento derivado del cannabis seguro y eficaz, el cannabis en sí continúa planteando riesgos importantes para la salud pública que deben seguir estando controlados en virtud de las convenciones internacionales de fiscalización de drogas”.


En contra se mostraron otros países como Chile que señaló, entre otras cosas, que afirma que “existe una relación directa entre el uso de cannabis y el aumento de la posibilidad de padecer depresiones, déficit cognitivo, ansiedad, y síntomas psicóticos”, entre otros aspectos, mientras Japón afirmó que el uso no médico de la planta “podría dar lugar a impactos sociales y de salud negativos, especialmente entre los jóvenes”.


Pendiente del Senado


En EEUU, la posible aprobación del proyecto de ley, llamado Ley de Oportunidad, Reinversión y Eliminación de Marihuana (MORE), eliminaría esta sustancia del sistema federal de programación de drogas, y suprimiría las sanciones penales para cualquiera que posea, distribuya o produzca marihuana.


Sin embargo, es poco probable que el proyecto de ley llegue mucho más lejos en el Congreso actual, dado que el Senado está controlado por los republicanos, defensores de la ilegalización. Sí existe una versión de la ley en la cámara alta, presentada por la senadora y vicepresidenta electa, Kamala Harris, aunque todo dependería de la composición del nuevo Senado a falta de dos votaciones cruciales en el estado de Georgia, el próximo mes de enero, que podrían inclinar la balanza a favor del Partido Demócrata de Harris. Por su parte, el presidente electo, el también demócrata Joe Biden, apuesta solo por una versión diluida de la ley.

Ni siquiera en el mejor de los escenarios la aprobación de la ley conllevaría la despenalización nacional de la marihuana porque la decisión final dependería de cada estado. Hasta ahora, 15 estados y Washington D.C. han despenalizado su uso (aunque en la capital no está aprobada la venta recreativa). En 34 estados es legal, con fines terapéuticos.

El director De la División de Justicia de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, en inglés), Udi Ofer, saludó la medida en un comunicado, en el que recordó que, pese a que “los estadounidenses apoyan abrumadamente la legalización de la marihuana, todavía la policía continúa haciendo más de 500.000 arrestos al año por marihuana, involucrando innecesariamente a gente, desproporcionadamente a gente negra, en el sistema judicial. Es 3,64 veces más probable que una persona negra sea arrestada por posesión de marihuana que una persona blanca, incluso cuando blancos y negros consumen marihuana en los mismos índices. Si quieren saber lo que es racismo sintético, miren la guerra contra las drogas”, indicó.

Imagen: Unsplash/David Gabrić