“Los lobbies corporativos que defienden los intereses de los agronegocios están influyendo en los preparativos de la Cumbre de los Sistemas Alimentarios de la 2021, haciendo que el proceso sea opaco y excluyente”, advierte La Vía Campesina, que explica por qué esto pone en peligro la Soberanía Alimentaria de los pueblos y amenaza el futuro del planeta. A continuación se muestra íntegro el comunicado de La Vía Campesina al respecto, seguido del enlace de descarga del documento en español.

“No cabe duda de que el mundo necesita unirse para hacer frente al grave y continuo impacto del COVID-19 en nuestros sistemas alimentarios. Cuando se anunció la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios (ahora abreviada como UNFSS21) en diciembre de 2019, el mundo era un lugar diferente. Sin embargo, ya se planteaban serias preguntas sobre el proceso no transparente e ilegítimo que se estaba desarrollando, anunciando y organizando en torno a esa Cumbre.


En marzo de 2020, La Vía Campesina se unió a otros  550 movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil para oponernos a que las empresas absorban la cumbre. Según ha ido avanzando el proceso de la UNFSS21, este nos resulta cada vez más alarmante. Al mismo tiempo, afirmamos que es de suma importancia una conversación mundial sobre nuestros sistemas alimentarios, ya que la pandemia de COVID 19 no ha hecho más que reforzar y exponer el fracaso del sistema alimentario corporativo para hacer frente al hambre, la desigualdad y la crisis ecológica.


El presente documento tiene por objeto presentar nuestras preocupaciones y reflexiones respecto a la Cumbre, tanto en lo referente al proceso y los contenidos, como a nuestro compromiso y exigencias sobre una necesaria transformación del sistema alimentario actual guiada por los principios de la Soberanía Alimentaria y de la Agroecología.


Nosotrxs, en LVC, no solo hemos defendido, sino que también hemos  participado activamente en la democratización de las Naciones Unidas. LVC ha tenido un papel fundamental en la reforma de los procesos de políticas alimentarias de las Naciones Unidas tras la crisis alimentaria de 2008. La crisis hizo que los organismos de la ONU y los Estados miembros reconocieran la importancia de incluir las voces de los movimientos sociales rurales y de la sociedad civil en la elaboración de las políticas alimentarias.


En concreto, la Estrategia de la FAO para las Asociaciones con las Organizaciones de la Sociedad Civil1y la reforma del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) con su Mecanismo de la Sociedad Civil y Pueblos Indígenas (MSC) trajeron nuevos paradigmas, lógicas y procesos que comenzaron a preparar el camino para la democratización de las políticas alimentarias globales. Ello conllevó un cambio progresivo, que niveló el “campo de juego” no solo para la sociedad civil, sino también para los gobiernos nacionales. LVC, mediante la labor y el compromiso del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP), ha desempeñado un papel muy importante en potenciar los procesos del MSC y del CSA. De hecho, muchos de los avances nacieron de los principios de la Soberanía Alimentaria —un modelo integral para transformar los sistemas alimentarios y restablecer la salud de nuestros pueblos y de la naturaleza— que LVC apoya y propugna desde la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996.


Estos procesos institucionales han permitido varios avances importantes, entre ellos las Directrices sobre la tenencia de la tierra, las Directrices para garantizar la pesca sostenible a pequeña escala, el proceso en curso sobre las Directrices sobre agroecología y otras innovaciones y, en términos más amplios, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos del campesinado y de otras personas que trabajan en zonas rurales. Muchos de esos nuevos instrumentos han planteado obstáculos directos al programa empresarial mundial, así como a los intereses imperialistas de las economías y las elites mundiales”.

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