Arterapia para sanar el cuerpo y la mente de las mujeres rurales. Es la propuesta de Cecilia Camero Zavaleta, médica de familia, y Amalfy Fuenmayor, artista, en el marco del Pacto de Estado contra la violencia de género en la localidad segoviana de Pedraza. El resultado han sido tres talleres: ‘Mariposas monarca’, ‘Tejiendo para nosotras’ y ‘Mujeres editando igualdad’, que han contribuido a sensibilizar sobre la violencia de género a una quincena de vecinas.

Con el objetivo de trabajar la sensibilización contra la violencia de género en las zonas rurales, Cecilia, que ejercía como médica en el pueblo, estableció una alianza estratégica con el Ayuntamiento, para dotar de contenido valioso los fondos del Pacto de Estado. Diplomada en igualdad de género por la Escuela Nacional de Sanidad, reconoce que “yo había visto que hacer estas actividades de manera teórica no siempre motiva. Entonces hablé con Amalfy. Y ya. Fácil. Dijo: ‘Vamos a hablar de las mariposas’”.

Un viaje interior para ser una nueva mujer empoderada y dueña de tu destino”

Mariposas monarca’ es un taller que Amalfy, doctora de Derechos humanos y artista integrante del grupo de Arte-Género Empoderarte, diseñó en Salamanca, cuando estaba haciendo el Doctorado en estudios interdisciplinarios de género. “Yo pienso que las mujeres no somos ni emigrantes ni inmigrantes, sino que somos migratorias. Y que esos procesos migratorios pueden ser vistos en el exterior, cuando vas de un país a otro, o desde el interior, cuando dentro de ti evolucionas y dejas de ser la que fuiste anteriormente para ser una nueva mujer empoderada y dueña de tu destino. Al principio yo solamente lo enfoqué desde el punto de vista artístico. Cuando hablo con Cecilia, lo que hacemos es unir esfuerzos en un objetivo común en el que Cecilia pone la parte científica y yo pongo la parte artística. En esa unión de elementos le damos otra perspectiva y enriquecemos al taller”, explica.

La idea era “trabajar con las mujeres la autoestima, fomentar el autoconocimiento de cada una de ellas en sus etapas de vida, reconocer sus destrezas y también reconocer los miedos que tenemos en la zona rural. Era como un acercamiento para trabajar cosas que realmente fueran importantes para su vida”, apunta Cecilia.

Así, la médica daba la parte teórica, enseñaba a las mujeres a manejar las respuestas fisiológicas al estrés y al miedo, y la artista las animaba a superarlos echando a volar la mariposa que todas llevan dentro, reflejándola en un collage elaborado con textos de revistas y material reciclado. Las alumnas desarrollaron las diferentes etapas del primer taller: árbol, la oruga, la crisálida y, finalmente, la mariposa. A la metamorfosis final contribuyó la meditación con un mensaje positivo. Con la determinación de tranquilizar la parte del cuerpo que sentían afectada, de ahí eclosionaron “mantras muy concretos y muy hermosos”.

El resultado ha sido maravilloso. Nuestras señoras mayores participaron, las escuchamos con respeto. Fue posible porque logramos crear un espacio de seguridad y sororidad. Un espacio de importancia a lo que ellas contaban. Al final salió cada una con su mariposa. Habíamos hecho algo único para la vida de cada una de ellas”, reconocen sus impulsoras.

Tejiendo para nosotras’, “por qué las mujeres solamente tejemos para los demás”

Tras la experiencia con las ‘Mariposas’, “vimos que se había creado una red. Mi relación con las mujeres en el pueblo cambió”, confiesa Cecilia. Y de ahí surgió la idea para el siguiente taller: ‘Tejiendo para nosotras’. “Porque las mujeres solamente tejemos para los demás”, señalan. Y las vecinas se volvieron a apuntar.

En esta ocasión, las autoras se centraron “en empoderar a las mujeres para que tomen decisiones y mejoren su desarrollo personal, porque una parte de la felicidad es poder decidir. También en fortalecer la salud femenina, porque nunca hablamos de salud sexual. Hablamos del cuerpo de la mujer. No solo de hacerse la autoexploración de la mama. No solo es eso el cuerpo de la mujer. Y no solo somos entes reproductores tampoco. No enfocamos el sistema sanitario de acuerdo a las características fisiológicas de las mujeres: Los infartos, nuestra forma de hacer la digestión, nuestro ciclo menstrual y cómo influye en el estreñimiento, en los dolores de cabeza, en los dolores articulares… El objetivo era conocerse. También cómo hacer para sentirse bien con el propio cuerpo y ser feliz. Ser feliz sin importarte lo que tienes, algo que no te viene dado por la talla ni el largo de las uñas”. En este punto, tanto Cecilia como Amalfy destacan lo saludable que es tener una red. Una red de apoyo en la crianza, por ejemplo. “Muchas mujeres están en una soledad pública”, aseveran.

En este ‘Tejiendo para nosotras’, Amalfy propuso a las vecinas trenzar sus experiencias con un hilo rojo, tan significativo en su obra: “Esta es una historia que cuenta en Japón que tú estás unida por un hilo rojo a todas las personas que vas a encontrarte en tu vida y que te van a ayudar. Y ese hilo rojo no se rompe, sino que se alarga ya sea al principio, en la mitad o al final de tu vida. Entonces en la actividad comenzamos a tejer la red entre nosotras con una madeja y nos dimos cuenta de que todas estábamos unidas con ese hilo rojo y con nuestras historias”. También trabajaron una técnica muy reveladora a partir del objeto favorito de la casa. Y analizaron textos antiguos y modernos con la mujer en el centro.

Si hablamos de igualdad, tiene que ser en ambos sentidos. Los varones tampoco tienen espacios donde expresarse”

Aunque también abordan las problemáticas masculinas: “Yo creo que, si hablamos de igualdad, tiene que ser en ambos sentidos. Los varones tampoco tienen espacios donde expresarse. Tampoco creemos que les haga falta, y muchas veces creemos que ni sienten. Les negamos el derecho a ser sensibles, a expresarse, a llorar, a sentirse cansados… Así como las mujeres, en nuestros círculos femeninos hablamos de otras maneras, nuestros grupos de mujeres son más terapéuticos, ya se sabe que una red de mujeres disminuye la presión arterial, mejora la cefalea, disminuye la obesidad, etc. para los varones no hay esos espacios. Nadie habla del ciclo androgénico de los varones. Los varones también terminan siendo una próstata. Eso también es un error. ¿Por qué hay varones que rechazan esto de la igualdad? No les preguntamos. Eso es una cosa que deberíamos trabajar”.

El tercer taller de este tándem de autoconocimiento y creatividad para las mujeres de Pedraza ha estado, cómo no, influido por la pandemia. Lo que hicieron fue recuperar las vivencias de las mujeres en este periodo. ¿Cómo? con libros intervenidos. Bajo el título ‘Mujeres editando igualdad’, las vecinas han editado sus propios libros con sus propias historias de la pandemia. “Aquí lo que queríamos era hacer visibles todas las diferencias que han sentido las mujeres en este tiempo tan duro. Seguimos fortaleciendo las redes de apoyo y la resiliencia. Y que el libro quede”.

No eres una víctima, eres la heroína de tu propia historia y puedes dejar un legado de ella de manera artística”

Amalfy lo explica: Realizar un producto artístico que refleje todo ese proceso resiliente que has tenido durante un periodo tan difícil, sobre todo para las mujeres, porque ahí sí se evidenció la desigualdad que presentó la pandemia para las mujeres, tanto a nivel laboral como familiar, porque tuvieron que ser enfermeras, maestras, psicólogas y seguir manteniendo su estatus de personas trabajadoras. Fue una carga muy dura. Y cuando la evidencias en una obra como ésta, te das cuenta de que ya no eres una víctima, sino una superviviente y que además, puedes plasmar tus vivencias de forma artística”.

Esta actividad está aún en proceso. Una de las vecinas está enfocando su obra en los visillos, en los balcones. Otra en sus sentimientos cuando le dijeron que estaba enferma. Cecilia y Amalfy han pedido a las mujeres que escriban un epílogo: “El epílogo es la salida, el final. El objetivo nuestro es exponerlos en el Ayuntamiento, para que ellas vean también sus obras terminadas. Ver que ese proceso también tiene un final. Y tiene un final que me proyecta a mí a nivel social. Como un ente que realmente puede hacer del dolor algo significativo”.