“No hay nada peor que arrebatarle a una madre sus hijos. Es el negocio del dolor”. Con estas palabras describe una miembro de la Marea Turquesa el drama que están viviendo decenas de miles de familias por todo el estado a las que el sistema ha retirado a sus hijos de sus hogares y los ha internado en centros o entregado a familias de acogida. Detrás de esta descarnada práctica institucionalizada está la falta de recursos que ha provocado la crisis y un lucrativo business que gira en torno a la gestión del menor.
La Marea Turquesa nació a principios de verano de 2016, cuando varias asociaciones repartidas por distintos puntos de todo el territorio como APNE, de Andalucía; Familias del siglo XXI, de Madrid; Luchemos por ellos, de Valencia y Mamá gorila, de Catalunya, comenzaron a juntarse. “Vimos que éramos pequeños grupos luchando cada uno en su zona. Empezamos abriendo grupos privados de chat. Además, muchas plataformas feministas nos están dando apoyo en todas las ciudades donde estamos presentes”, explican.
Los datos oficiales hablan de cerca de 43.000 niños tutelados en todo el estado en 2014, pero la Marea sostiene “que hay muchos más”. Buceando en los datos, estas madres encuentran incoherencias entre las cifras oficiales y la realidad; o denuncian que en Andalucía, que tiene un programa para que los niños vuelvan a sus hogares, de más de 10.000 niños tutelados sólo volvieron 52; o detectan que, en el mismo 2014, más de 5.000 niños fueron dados de baja en centros de menores “por otras causas”. Se trata del mayor porcentaje, el 52%, de los motivos por los que los menores dejan de formar parte de la estadística del Observatorio de la Infancia del Gobierno, muy por encima de causas como “reintegración del menor a su familia” (18%), “mayoría de edad” (21%), o “paso a acogimiento familiar” (9%).
“Cuando piden ayuda a los servicios sociales, en vez de ayudar, les quitan a los menores”
En los últimos años, muchos de los casos tienen que ver con la crisis. “Hemos detectado un aumento muy grande a raíz de la crisis. El 90% de los casos que tenemos son familias vulnerables, sobre todo económicamente, o víctimas de violencia de género. Cuando van a pedir ayuda a los servicios sociales, en vez de ayudar, les quitan a los menores. Están enmascarando la pobreza apartando a sus hijos de sus padres. En el caso de las familias desahuciadas, si nadie les acoge, en 24 horas les retiran a sus hijos”, denuncian.
Así es como empieza el drama para muchas de estas familias: Pidiendo ayuda para alimentar a sus hijos o siendo desahuciadas. Pero las integrantes de la Marea Turquesa hablan de más casos: “Si detectan que tienes pocos recursos económicos, o que no llevas a tus hijos a una guardería que no necesitas, te marcan. Y una vez que ponen el ojo en los niños, ya no hay nada que hacer. A las niñas tuteladas que han sido madres las persiguen toda la vida. Tutelan a los bebés antes de nacer. Lo que hacen con los bebés es escandaloso”.
Y es que los niños se han convertido en un negocio. El llamado “interés superior del menor” está supeditado al rendimiento económico de su gestión. Los Servicios Sociales están transferidos a las Comunidades Autónomas, que privatizan los servicios.
Empresas, fundaciones y asociaciones, muchas de ellas católicas, otras dependientes de bancos o multinacionales, se lucran con dinero público con el negocio del dolor. Un dato: Cada niño tutelado supone para sus gestores una inyección de unos 4.000 euros al mes. Centros, puntos de encuentro, familias de acogida, cursos… Todo vale para hacer caja. Las afectadas se encuentran entonces con un personal que no es funcionario, con psicólogos no colegiados y cuya lógica es la de la máxima rentabilidad.
Las madres señalan empresas como “la Fundación Diagrama, que tiene informes que no son nada imparciales y no hay ningún control sobre esto. Tiene a sus espaldas denuncias por malos tratos. Me pregunto por qué el estado sustenta estas fundaciones con los impuestos de todos habiendo cometido delitos tan graves”.
El colectivo No a O’Belen ha creado un blog de denuncia y crítica social dedicado a “la defensa de los derechos de los menores (especialmente de los que viven tutelados o presos) y a la lucha contra la Fundación Internacional O’Belén y demás empresas beneficiarias de la privatización de los servicios sociales”.
Los fundadores de O’Belén, en 1999, fueron Manuel Ureña, arzobispo emérito de Zaragoza; Manuel Pizarro, expresidente de Endesa; y Javier Morales, director territorial de Ibercaja Madrid, entre otros. Entre sus patronos han figurado Eduardo Pons, de Peugeot; Julio Mateo, de Grupo Lábaro; o Javier Herrero Sorriqueta, de Iberdrola.
O’Belén acumula denuncias de malos tratos, algunas de las cuales motivaron que el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas se dirigiera al Estado español para transmitir su preocupación por los protocolos de medicación, las medidas de aislamiento practicadas y falta de transparencia.
Otros ejemplos son Dianova, especializada en centros de menores con problemas de drogas, cuyo origen se vincula a la asociación El Patriarca, que ha sido catalogada en Francia como secta; o la Fundación Grupo Norte, que lo mismo le da ganar dinero con la seguridad, la limpieza o el telemarketing, que con el trabajo social. También denunciada por malos tratos, su presidente José Rolando Álvarez Valbuena, ha sido presidente de Iberaval y consejero de Mapfre Mutualidad.
Quienes sufren este calvario se han visto obligadas a aprender derecho si quieren recuperar a sus hijos. En el momento en que Servicios Sociales deciden que hay que retirar a un menor, sin necesidad de que lo diga un juez, la Fiscalía de Menores lo firma a posteriori sin contrastar la veracidad del informe que le ponen delante. A partir de ese momento, tienen dos meses para recurrirlo. Ahí es donde empieza la batalla legal. Una batalla donde las madres no lo tendrán fácil.
Porque además se enfrentan a la parcialidad de un sistema que, con ánimo de lucro con sus hijos, las acusa de cosas como “preocupación mórbida”, se inventa adicciones o las amenaza continuamente con no volver a ver a sus hijos.
“Están convirtiendo situaciones de riesgo en desamparo de facto. Y no es lo mismo, porque desamparo es maltrato físico y psicológico grave. Y por situaciones de riesgo, a menudo parciales, están retirando a los niños. ¡Y las madres no están condenadas por nada!. Creemos que se están faltando a los más elementales derechos humanos”, sostienen desde los servicios jurídicos de la Marea, que denuncian una interpretación de la legislación del menor patriarcal y capitalista.
“Los abogados dan por hecho que lo que dicen los servicios sociales es cierto y no hacen nada. Pero a ese niño se lo han llevado sin necesidad de que lo diga un juez. Aparecen en los colegios con los coches de policía y se llevan a los niños. Es de lo más salvaje”, añaden.
El arrancarles a sus hijos de sus brazos acarrea unas consecuencias devastadoras para estas madres: “Cuando te quitan a un hijo no te levantas. Están rotas por dentro. Tienen mucho miedo. Las destruyen psicológicamente. Acaban nerviosísimas, con patologías de muchos tipos. Algunas desarrollan enfermedades y mueren de tanto sufrimiento. Hacemos de abogadas, de psicólogas…”, reconocen desde la Marea Turquesa.
El futuro de los menores tutelados no es mejor: “Su vida se convierte en un calvario. Se les destruye totalmente. Se enfrentan a un fracaso escolar altísimo; pueden ser víctimas de todo tipo de abusos, también sexuales, en los centros de menores; muchos de ellos se fugan y acaban en la calle; cuando cumplen los 18 años, dejan de ser menores y negocio, se les suelta. No entendemos cómo la sociedad es capaz de mirar hacia otro lado”, claman.
“Es una forma de control de la población. Sobre todo de las mujeres y de sus cuerpos”, denuncia esta Marea, que señala que este problema también afecta a los padres, sobre todo por motivos económicos, pero cuyas víctimas son mayoritariamente mujeres. “Muchos padres se pierden por el camino y dejan de luchar. Pero ellas siguen”.
La Marea Turquesa ha empezado a salir a la calle los primeros domingos de cada mes para visibilizar su lucha. El pasado domingo, 2 de octubre, se manifestaron al mismo tiempo en Madrid, Barcelona, Bilbao, Mallorca, Sevilla y León. Ese día, el hashtag #hijostuteladosrobados fue Trending Topic en Twitter. No está mal para haber sido la primera vez. “La próxima nos saldrá mejor”, advierten. Reconocen que “juntarse funciona. También estamos haciendo labor política”. En el poco tiempo que lleva, la Marea Turquesa ya ha conseguido algunos logros, como parar alguna preadopción o la devolución de visitas: “Ya hemos empezado. Vamos dando pasos, asegurando cada paso para poder avanzar”.