Más de cien organizaciones de todo el mundo han alertado de las “amenazas a la biodiversidad, a la soberanía nacional, a la paz y la seguridad alimentaria”  que suponen los llamados “impulsores genéticos”, tecnología experimental ‘Frankenstein’ capaz de extinguir especies, en manos de empresas de agronegocios y de intereses militares. Desde el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de Naciones Unidas, reunido en Cancún a primeros de diciembre, llamaron a una moratoria global sobre estas tecnologías “irreversibles e irresponsables”.

 

“El tema de alto impacto está avanzando velozmente en el mundo real sin regulación alguna. Hay inversiones de millones de dólares en el desarrollo de los impulsores genéticos, e incluso hay propuestas sin siquiera mínimas precauciones para liberarlos en el ambiente en los próximos años cuatro años”, alertó Jim Thomas,  del Grupo ETC, uno de los firmantes de la moratoria. Dana Perls, de Amigos de la Tierra, también advirtió de que “los impulsores genéticos pueden ser rápidamente adoptados por las empresas de agronegocios e intereses militares. Necesitamos una moratoria inmediata sobre estas tecnologías irreversibles e irresponsables”. Por su parte, la Dra. Ricarda Steinbrecher, que representa a la Federación de Científicos de Alemania, apuntó que “no existe en este momento el conocimiento necesario para liberar impulsores genéticos en el ambiente. Conducir a la extinción cualquier especie tiene serias implicaciones éticas, sociales y ambientales”.

Más peligrosos que los transgénicos clásicos

Los impulsores genéticos, (gene drives, en inglés) son una tecnología de ingeniería genética experimental cuyo objetivo es la diseminación agresiva de un rasgo de diseño genético, capaz de unificar toda una especie o incluso extinguirla en unas cuantas generaciones, sin respetar las fronteras nacionales.

Los expertos alertan que esta tecnología ‘Frankenstein’ presenta mayores riesgos ecológicos, culturales, socioeconómicos y de bioseguridad que los transgénicos clásicos, al ser más rápidos e impredecibles. Normalmente, un organismo genéticamente modificado (OGM) liberado en el ambiente transmitiría sus rasgos de ingeniería genética (por ejemplo, la resistencia a un herbicida) sólo a cerca de la mitad de su descendencia. Los impulsores genéticos están diseñados para que los rasgos de ingeniería genética sean transmitidos a toda o a casi toda la descendencia. Hasta ahora, esos impulsores genéticos artificiales han sido desarrollados empleando un nuevo sistema de “edición genética” conocido como CRISPR-Cas9.

La liberación de impulsores genéticos puede saltar entre especies y ser irreversible


La erradicación de una sola especie o la alteración de su comportamiento puede afectar a especies simbióticas o competidoras, la estructura de las comunidades poblacionales, las redes alimentarias, la polinización, la predación, los ciclos de nutrientes, resultando la pérdida de biodiversidad y de funciones ecosistémicas. Los patógenos y los parásitos podrían cambiar de anfitriones y podrían abrirse nuevos nichos ecológicos que, a su vez, podrían invitar a nuevas (o más) especies invasoras. Los impulsores genéticos representan, en general, una seria amenaza a la resiliencia de los ecosistemas.

En algunos casos, los impulsores genéticos pueden extenderse más allá de la especie objetivo (por ejemplo, hacia especies estrechamente relacionadas). Cualquier suposición en el sentido de que los impulsores genéticos no saltarán de una especie a otra es intrínsecamente no confiable y no está sustentada en evidencia científica. De nuevo, la experiencia con los transgénicos ha demostrado que la transferencia horizontal de genes es mucho más frecuente de lo que se pensó en un inicio.

Otra de sus amenazas es su expansión sin control. Como los impulsores genéticos están construidos deliberadamente para alterar una especie y las especies se extienden y cruzan las fronteras políticas, los efectos transfronterizos tenderán a ser inevitables en muchos países. Aparte de la ausencia de reglas políticas, no se han desarrollado reglas de contención seguras para los impulsores genéticos. Hasta ahora, los impulsores genéticos han sido introducidos en ratones, moscas de la fruta, mosquitos, levadura y nemátodos.

Posibles usos: Aumentar monopolios de agrotóxicos, como el de Monsanto-Bayer

¿Qué usos podrían darse a los impulsores genéticos? Se pueden utilizar para aumentar monopolios, amenazando los modos de vida tradicionales. Las solicitudes de patente sobre impulsores genéticos CRISPR incluyen propuestas para manipular especies de hierbas invasoras (“malezas”) agrícolas para que sean más susceptibles a agroquímicos propiedad de las empresas (por ejemplo, el herbicida Roundup (glifosato) de Monsanto). Cabe recordar que en 2017 se cerrará la macrofusión entre la agroquímica y biotecnológica estadounidense Monsanto y la farmacéutica alemana Bayer, creando un aterrador gigante de cerca de 60.000 millones de euros.

Los impulsores genéticos asociados con una fuerte  protección de propiedad intelectual podrían ser aprovechados para ejercer control sobre otros aspectos de la biodiversidad que brindan importantes funciones ecosistémicas para la agricultura (por ejemplo, los polinizadores u otras especies benéficas).

Amenaza para la seguridad alimentaria y los derechos de agricultores y campesinos

Los expertos también advierten que la liberación de impulsores genéticos representa una amenaza para la seguridad alimentaria y los derechos de los agricultores y campesinos. Podría afectar el abasto de alimentos, al suprimir la polinización accidental o intencionalmente, mediante la alteración de redes alimentarias, o bien al saltar los impulsores genéticos de especies silvestres a especies cultivadas, pero también al crear o abrir la vía para la aparición de nuevas especies invasoras.

Los impulsores genéticos podrían ser usados, deliberadamente, para propósitos hostiles contra la agricultura de ciertas regiones, o por entidades corporativas para, así, ganar ventajas de mercado a costa de afectar cultivos de pequeños agricultores.

Intereses comerciales los presentan como posible “solución” para la malaria o el zika

A pesar de todas estas amenazas y advertencias, diversos grupos de investigación ya han propuesto la introducción de mosquitos con impulsores genéticos para suprimir o extinguir la especie que trasmite la malaria. Son presentados así como  “balas de plata” tecnológicas, para conservación y control de enfermedades.

Hay todo un aparato propagandístico dedicado a ‘venderlos’ como “soluciones” sencillas y rápidas para problemas complejos de conservación de especies y enfermedades como la malaria o el zika. Sin embargo, la realidad muestra que el control exitoso de la malaria se da fundamentalmente cuando se actúa sobre el contexto, factores sociales y provisión de servicios de salud, no aplicando “soluciones” tecnológicas.

Armas biológicas: El ejército de EEUU investiga esta tecnología de muerte de la naturaleza

Sin embargo, el previsible uso más espeluznante de esta tecnología de la muerte de la naturaleza es el militar. Se pueden utilizar como armas biológicas o para suprimir cosechas de alimentos en países considerados “enemigos”. La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), del ejército de Estados Unidos es actualmente una de las entidades que más recursos financieros destina a la investigación y el desarrollo de impulsores genéticos. Su proyecto “Genes Seguros” [Safe-Genes] reconoce explícitamente que los impulsores genéticos representan “riesgos biológicos” que pueden ser usados por “actores irresponsables que podrían liberar organismos modificados accidental o intencionalmente”.

Los usos hostiles de los impulsores genéticos incluyen, por ejemplo, aumentar la diseminación de parásitos o insectos genéticamente modificados o la liberación de impulsores genéticos para suprimir las cosechas de cultivos de polinización abierta mediante la reducción o eliminación de la producción de frutos o semillas.

Ya se han unido a la moratoria más de 160 organizaciones. Entre ellas, organizaciones ambientales como Amigos de la Tierra Internacional; sindicatos como la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (UITA), que representa a más de 10 millones de trabajadores en 127 países; La Vía Campesina Internacional, la mayor organización global campesina, que representa millones de campesinos en todo el mundo; movimientos de agricultura sostenible como la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM); la organización internacional de pueblos indígenas Tebtebba; coaliciones de científicas como la Unión Europea de Científicos por la Responsabilidad Social y Ambiental (ENSSER); y la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS, México); así como el Grupo ETC y la Red del Tercer Mundo. Desde el Estado español se han adherido Ecologistas en Acción.

Moratoria 

Más información: www.synbiowatch.org/gene-drives